
Hace 25 años se sembraron nuevas semillas de fe y alegría. Entusiastas soñadores, buscaron germinar el suelo de la danza. Los pies descalzos del pueblo emprendieron presurosos la encomienda. Con los vientos en contra, labraron y regaron con lágrimas la tierra. Pero ,a pesar de todo, soñaban, imaginaban. Frondosa cosecha, que al tiempo reconoce la memoria de los pasos.