En un espacio lóbrego, un personaje femenino sentado en una silla, trata de mantener una rutina de trabajo, pero su cuerpo utilizado para producir, reproducir y tirar, a veces no obedece. Sólo recibe la visita de él. Entre golpes y abusos ella ha aprendido a someterse y temerlo. Sumergida en un profundo sueño terrorífico que nunca acaba, en la pesadez del encierro y el aislamiento, surge una entrañable amistad. De este modo descubre a Katrín, su inseparable amiga... su silla. En el transcurso de la obra ella tomará consciencia de lo que le ocurre.