
La obra explora diferentes facetas de la cantante Lhasa de Sela (1972-2010). Expone una narrativa, no necesariamente lógica ni con un significado estricto, como son los sueños.
Esta pieza, más que tratarse de un homenaje a una gran artista, es un viaje a través de las cosas que la hacían quien era, por ejemplo, los juegos de la infancia con sus tres hermanas, el mar del puerto de Marsella, la carretera, la ciudad, el amor, los pueblos imaginados, las leyendas mexicanas y su filosofía sobre la vida y la muerte.